sábado, 23 de abril de 2011

La agronomia y el mundo.


Muchas veces, inmersos en nuestras labores universitarias, con mis futuros colegas y actuales compañeros estudiantes de agronomía, hacemos comentarios referidos a lo que nos gustaría hacer profesionalmente cuando terminemos nuestra carrera. Y poniendo mucha atención a sus palabras, me es muy común escuchar en ellos aseveraciones referidas, por ejemplo, a querer trabajar en una empresa agrícola prestigiosa, continuar alguna empresa familiar, emprender un negocio rentable, innovar con en el mercado con un nuevo producto, etc. Pero al escuchar estas proyecciones profesionales suelo preguntarme, si en algún momento de nuestra vida académica pensamos en el contribuir a nuestra sociedad, si pensamos en combatir la pobreza, regenerar y enriquecer el medio ambiente, o simplemente, transformar nuestros logros en logros también para nuestro entorno, para nuestros pares, transformarlos en progreso para nuestro país. Pues sí, es posible que algún pequeño porcentaje de futuros profesionales en algún momento tengan esta idea, pero, automáticamente se desvanece cuando surge la pregunta, ¿Cómo lo hago?

Estoy seguro que como agrónomos es mucho lo que podemos hacer, en nuestras manos tenemos muchas posibilidades de mejorar aquello que, hoy por hoy, se encuentra en decadencia. Un agrónomo tiene las herramientas para hacer más eficiente las producciones, darles a los consumidores más variedad de productos saludables, crear nuevos sistemas de cultivo, valorizar lo que nuestra tierra, con muchísimos perjuicios, nos brinda, entre infinitas otras posibilidades.

 Articulo a articulo trataremos este relevante y apasionante tema, el cual se desmenuzara y dará a conocer metódicamente, partiendo de lo macro y escarbar hasta llegar a los problemas puntuales de nuestra querida República Dominicana.


viernes, 22 de abril de 2011

Factores claves para mejorar nuestra agricultura: El agua.



Para el año 2030, los países en desarrollo podrán aumentar considerablemente su producción, incrementando alrededor de un 33% los cultivos regados, pero utilizando solo un 12% mas de agua. Esto indica que la eficiencia del riego esta mejorando, y continuara mejorando, debido en parte a que en estas regiones y ya casi en el mundo entero  las limitaciones de agua nos obligara a ser mas eficientes.

Tradicionalmente ha habido una tendencia a examinar la problemática del  aprovechamiento eficiente del agua de riego y el manejo de las cuencas, desde 2 niveles extremos: el nivel superior, relacionado con la administración nacional del recurso hidrico y el territorio; y el nivel inferior, que tiene que ver con el manejo del agua y el territorio a nivel de los predios. El nivel intermedio, que es la gestión de los recursos naturales en la cuenca y los sistemas de riego, ha recibido escasa atención; encontrándose que muchos de los problemas actuales arrancan de deficiencias en la organización y gestión del propio sistema.

Por otro lado, no se puede pensar que los complejos problemas del aprovechamiento racional de los recursos naturales y productivos (suelo, agua, capital humano, etc) en una cuenca puedan resolverse concentrando nuestra atención exclusivamente en el mejoramiento de las practicas de manejo por parte de los agricultores a nivel de predio, aunque frecuentemente la eficiencia de uso de los recursos (agua de riego, suelo, etc) haya sido baja en este nivel inferior. Este pensamiento, ignora las numerosas razones que pueden haber influenciado en estas bajas eficiencias, incluyendo entre ellas la deficiente operación de red de canales principales, secundarios y terciarios, como también la carencia o deficiencia de las obras de distribución del agua; manejo de suelos para labores silvoagropecuarias, entre otros, responsabilidades que generalmente han estado en manos de organismos estatales.

De manera empírica se ha probado que cuando la gestión de los recursos de la cuenca es ejercida por los propios usuarios, estos tienen un acceso mas equitativo, por ejemplo al agua de riego. Sin embargo, hay casos en que los usuarios son reticentes para asumir la operación de los sistemas, particularmente cuando esta no es económicamente sostenible. Por eso las leyes y reglamentes son siempre necesarias para asignar claramente las responsabilidades tanto del Estado como de los usuarios. (26va. Conferencia Regional de la FAO, abril del 2000).

Finalmente se plantea que es necesario que el gobierno, los organismos públicos y las organizaciones no gubernamentales colaboren con los agricultores, para mejorar la productividad del uso el agua en todas las modalidades. Este planteamiento exige la necesidad de establecer una estructurada organizativa adecuada , la aplicación de métodos y procedimientos modernos de gestión y la provisión de servicios técnicos apropiados al agricultor, para la consecución de niveles aceptables de gestión de los recursos al interior de la cuenca. Con una mejor gestión del agua y los recursos destinados a la agricultura, es posible producir mayor cantidad y mejorar la calidad de alimentos y reducir la pobreza.